martes, 3 de junio de 2008

Perder los papeles.

Cuantas veces perdemos los nervios y nos dejamos arrastrar por ellos y decimos o hacemos cosas que no diríamos si estuvieramos relajados y que arrepentidos un segundo después de haberlo hecho o dicho?.
Un sabio dijo que la mente es como un estanque que apedrean las emociones, y no nos dejan ver el fondo con claridad hasta que el agua se calma.Y que razón tenia el sabio porque cuando te dejas arrastrar por esos sentimientos no ves nada claro, ni eres objetivo y puedes cometer errores que se podían haber evitado si en ese momento en que estallamos nos hubiéramos dado un poco de tiempo para ver el fondo de las cosas y hacer lo que de verdad es justo y conveniente.
Todos sabemos que es lo que tenemos que hacer en estas situaciones verdad?, contar hasta 10,20,50, respirar profundo, etc etc etc....
Pero sinceramente, quien es capaz de llevar a cabo semejante autocontrol en todas las facetas de su vida, todos esos métodos?, yo por lo menos no, y el día que lo consigo en el trabajo, no lo consigo en casa, y si no con la familia, en resumidas cuentas, no les demos tantas vueltas a la tortilla, y aceptemos como somos. Con esto no quiero decir que después de ponernos como un basilisco, no recapacitemos, pidamos "perdón", si perdón esa palabra que para muchos ni existe, todo el mundo sabemos como debemos arreglar una situación, o si no quizás es esto lo que verdaderamente tendríamos que aprender no?

1 comentario:

hombre vital dijo...

Quizás sería preciso diferenciar la aceptación de la resignación. Si hablamos de aceptación indicamos que los factores de desbordamiento emocional pueden ser controlados por nosotros y, por ello, al no hacerlo, solicitamos perdón. Si hablamos de resignación expresamos que la ira emocional obedecía a factores independientes de nuestra capacidad de autodominio y por ello no manifestamos disculpa alguna. Me gusta tu reflexión porque habla de aceptación y no de resignación. Por ello, solicitas perdón cuando piensas que podías haber obrado de otra manera, pues entiendes que tu autodominio ha flaqueado. Esta sensación solo es posible en quien ha profundizado en sí mismo, ha logrado un nivel de autonocimiento y es consciente de que, a pesar de ello, ha dañado a otro.